Aquí Hanna de nuevo.
La semana 11 supuso un reto, al igual que la
anterior, ya que veía que estaba perdiendo la batalla contra el crono. Todavía
quedaban muchos detalles que tenían que ser cuidados.
El lunes, iríamos al dispensario a hacer
algunas observaciones finales y el seguimiento de algunos pacientes previos de
la atención domiciliaria. Por la tarde, me tocaba empezar a escribir informes.
El martes fue otro día importante – Gasto y yo
nos encontramos con Raizon y su tía en ell hospital KCMC para hacer los
análisis de sangre previos a ver a la neuróloga (recomendación del centro de
rehabilitación Gabriella’s). Tuvimos la suerte de conseguir gratis todos estos
servicios en KCMC ya que la unidad de bienestar social ofrece revisiones
medicas gratuitas a los huérfanos. Por otra parte, debido a una avería en ese
día en particular, tuvimos qu volver el jueves.
El miércoles fue mi último día en Msitu Wa
Tembo. Por la mañana, Gasto y yo fuimos al dispensario e intentamos implementar
la medición de presión arterial, una vez más. Como regalo, les dimos un medidor
automático y una tabla de colores para diagnóstico de hipertensión. Pudimos
compartir puntos de vista con la doctora Risiki sobre el tratamiento de la
hipertensión en el dispensario.
En el
dispensario, con el medidor automático y la tabla de hipertensión.
El jueves tras la repetición de la visita a
KCMC, intenté reorganizar todas las medicinas que habían ido sobrando en
caravanas y atención domiciliaria, para que puedan usarse más adelante, e hice
lo posible por finalizar los informes. También pasé algo del trabajo a Paula,
que acetó amablemente.
Aunque el final fuera frenético y difícil, no
cambiaría esta experiencia por nada. Ninguna de las decisiones durante las
últimas semanas fue fácil, pero no tiene ningún encanto tomar el camino fácil.
No hay comentarios:
Publicar un comentario